MASAJE ALQUÍMICO
Es un proceso, una ceremonia que nos introduce a una experiencia única, donde te regalas el anhelo más profundo del ser en la entrega. Generoso amor incondicional que integra el campo espiritual, mental emocional y físico. Un Culto Transpersonal. Un dialógico lenguaje antroposófico.
El masaje va dirigido a toda persona o buscador, que quiera profundizar más allá de lo físico, a través de la Energía Erógena, (y no sólo Sexual sino omnilateral) enraizada en el cuerpo (físico, emocional, intelectual y espiritual) que se descubre explorando, a distintas escalas: La respiración consciente, la presencia, la atención, el sonido y el movimiento. Porque en el esfuerzo de cada riesgo, desequilibrio o voluntad hay/existe/subyace un saber. Todo acto extremo es revelador. Y detrás de un límite siempre hay otro límite (mental) que se rompe o se pierde, cuando nos rendimos, sin control a una experiencia verdaderamente inductiva, radical y transformadora.
No se cruza un precipicio dando pequeños saltitos, haz de coger un gran impulso y pegar un buen brinco. Es decir, no se trata de conformarnos con ligeras mejoras, sino de ponernos en vías de una transformación radical.
Me refiero a desprogramar nuestros hábitos, patrones, rutinas, y todo aquello que nos ha llevado a utilizar sólo una parte y no “el todo” de cuanto somos, disociando lo físico del alma y la sacralidad, con rapidez, finitud, y objetivos concretos, herencia de una moralizadora compulsión de la función orgásmica (Wilhelm Reich) como voluntad egoísta, de una realización precoz, parcial y reductiva, cuya mayéutica al respecto ha sido nula; súmese una ignorancia general, que no hace más que responder a funciones restrictivas, controladora de una economía libidinal y temporal muy poco generosa.
Porque cuando ya no se escucha ni se siente verdaderamente el Cuerpo como Templo (allí donde yace dormida nuestra energía más poderosa, tan sistemáticamente congestionada en el sexo, -total o parcialmente desconocid@-, verdadero protagonista y territorio repleto de manifestaciones inconscientes e inconsistentes -ya insensible-) vamos quedándonos aislados, ensimismados y solos, en un monólogo cuyo vacío, redunda en el desinterés, la pérdida del vigor y la apatía; precisamente por la ausencia y la incapacidad de forjar un verdadero diálogo sin interruptus, de auténtico respeto consigo mismo y la otredad, que podemos llamar “amor-consciente”. -Sanación-.
Meticulosa práctica ancestral, que invita a despertar cada centro corporal, evitando el impulso animal (pero sin negarlo) enfocado desde el corazón, que irradia su esplendor hacia todas partes, trascendiendo el marco profano de la mera actividad humana, vuelta ahora sacramento, liturgia, rito, “expansión de la consciencia”; el medio adecuado para canalizar la energía y (re)circularla de manera integral. Con atención, respeto, escucha y observación en presente sin distracción; que no permite subterfugios, confusión, autoengaño, ni entretenimiento, (pero sin batallar contra ellos, trascendiendo la dualidad) porque es en el cuerpo mismo, como epicentro simbólico, físico y real, donde percibimos (tod@) esa/la realidad y donde únicamente podemos experimentar cada sentimiento, emoción, o programa de/en el comportamiento: Miedo, sufrimiento, amor, tristeza, alegría, libertad, como una película que contemplamos desligándonos del apego y la identificación. Porque no somos nuestra circunstancia, no somos lo que pensamos, no somos lo que percibimos o experienciamos… somos un misterio innombrable e infinito. Campo ubicuo de posibilidades que anulamos en cuanto definimos, acotamos e intentamos nombrar. Sentencia la vieja mística: -¡Alaba el alud y no lo aludas!-. Definir es censar.
El masaje alquímico funda un ritual, que venera/honra el/al cuerpo, aceptando su libre expresión, sin expectativas de la razón (Ego).
Y su finalidad no es en exclusiva el placer físico (que también) en sí mismo, ni el orgasmo, ni la eyaculación, (aunque no se excluye), cuando el cuerpo l@ expresa, de forma devocional y no contractiva, ni reactiva, sino como un acontecimiento pasajero, impermanente, espontáneo y natural. Comprendiendo que lo natural es hoy por hoy, casi todo lo contrario a la cultura, el control y la híper-racionalidad del análisis y el orden.
Placer, pero no estrictamente recreativo, en cambio llave al despertar de la sensibilidad gnóstica, como areté y arrebato del cuerpo sin límites, ni cárceles conductuales, aprendidas (muchas veces empobrecidas y degeneradas) como procesos innatos de castración (inconsciente) represión occidental moderna, y un montón de disfunciones y minusválidas psicofísicas. El momento donde los males del cuerpo biológico individual alcanzan la dimensión colectiva, metástasis en el cuerpo social. Porque todo lo que excluyes, moralizas, juzgas o reprimes de tu experiencia vital, termina proyectado delante de ti como destino, orientado al contagio colectivo, ya invisible y normalizado bajo el manto anodino del hábito.
El Tantra como ciencia cultural es una perenne invitación a descubrir todo aquello sensible e ignoto, relativo y entorno a un placer distinto, una ceremonia que se diferencia de toda sensación efímera, por transformarnos en pura energía de un gozo duradero, sanador y vivo.
Un arte de la luz y el coraje.
Porque quien vence al otro es hábil, pero sólo se ilumina quien se vence a sí mismo.
La actitud del masajista/actante/tutor/iniciado es casi (ma/pa)ternal, acercándonos al Amor Incondicional de compañía en la sesión. Por conseguir esa pan-sexualidad o andrógino esencial al que se refiere Platón.
Cómplice en la Belleza, la profundidad, la trascendencia, la libertad, la alegría, la vitalidad, el amor y el gozo, que proporciona la observación, el contacto atento, esmerado, inclasificable, incluso confesional y sanador, a través de palabras, mantras, resonancia instrumental y música. Hablo de la Alquimia que se produce dentro de uno, como expresión de la total experiencial reconectiva.
Los hemisferios cerebrales (así como los arquetipos) masculino Shiva y femenino Shakti, van creando su (com)unión para una (co)existencia perfecta de memoria y (re)conocimiento (re)creador consciente, en permanente fusión con la Energía Generatriz, (“Matriz de la Vida” -anuncia Gregg Braden-) reflejad@ en todas las áreas de tu/la Vida. Danza de(l) Ser y dejar Ser, cuerpo que vence lo que en sánscrito se denomina Nāmarūpa, (नामरूप) su propia fisicidad, el Obstáculo. (con Nāma se refiere al componente mental y Rūpa el constituyente físico).
Afirma el Kibalion de la Hermética clásica: “Como es adentro es afuera, como es afuera es adentro (…) Todo lo que es y está aquí y ahora, es y está en todas partes. Todo lo que no es ni está aquí ni ahora no está en ninguna parte”.
Concluye el maestro Arnaud Desjardins (discípulo del Iluminado Swami Prajñanpad) al que le debemos gran parte de todas las más importantes traducciones Tántricas, Budistas y Sufis a lenguas vernáculas Occidentales, entre otros ensayos sobre el psicoanálisis como destructor de la mente y el fin del paradigma dualista:
“La vía propuesta consiste en comprender con un corazón y un espíritu abiertos, toda afirmación a menudo inesperada, desconcertante, a veces a primera vista incluso inconveniente, y aprender a reflexionar, con todos los recursos de nuestra almada inteligencia, hasta conseguir ver más allá del adentro y el afuera de nosotros y lo(s) demás, si lo que observamos confirma o no la verdad de estas/nuestras palabras. Todo aquello de lo que estamos íntimamente convencidos, no porque nos lo dijo un maestro, sino porque logró demostrárnoslo, transformando de manera natural nuestra percepción de la realidad cotidiana y modificando nuestra propia manera de relacionarnos con ella”.
Para aquellas mujeres que quieran expandir conciencia y amor en sus vidas.
¡Te le mereces!